19/8/10

♥ Construyendo castillos de arena


Para qué construir castillos de arena?
La inmensidad del mar amenaza siempre con derrumbarlos.
Con una sola ola se puede acabar la magia que construí para hacerme feliz contemplando lo que hice con tantos y tan pequeños granitos de arena. Cada elemento diminuto de aquellos castillos, me amenaza con la misma fragilidad con la que sostengo la esperanza puesta en ellos.
El miedo a construirlos no se compara con aquél que me acecha amenazando con terminar con tal belleza.
Temo porque sé que yo soy más pequeña que la naturaleza que ha dado fuerza a aquellas olas amenazantes, y yo no sé si he podido entregar, de igual forma, una construcción estable y suficiente como para que la inmensidad de la naturaleza no aplaste esas pequeñeces que he construido teniéndome sólo a mí como creadora.
Al construir mis mejores castillos no puedo evitar obstruir mi paso para completar mi construcción, ya no es solamente el entorno lo que amenaza mis castillos, sino yo, siendo esclava de mi miedo.
Temo encontrarme con la belleza más grande sólo para que ésta me sea arrebatada por el destino, el tiempo o qué se yo, cualquier cosa que no esté bajo mi control, tan humano, tan insignificante.
No estoy segura de llevar esa belleza propiamente, con honor.
No sé si merezca conocerla y, al dudar de mi, la dejo ir como arena resbalando entre mis dedos, misma con la que hubiese podido construir más.
Sigo oyendo las olas arrastrándose cada vez más cerca de mis pasos, cada vez más fuerte gritando que la posibilidad de que hagan caer mis castillos, es mayor a medida que avanza el miedo a través de mí.
Puedo prestar más atención a lo que dictan mis sentidos cuando se conectan con lo externo, o puedo decidir escuchar a mi corazón, hablando a nombre de todo lo que llevo dentro.
El entorno siempre va a estar ahí amenazando con un mar que cada vez es más salado. Puedo temerle siempre o aprender de esas olas para construir castillos cada vez más fuertes.
Así tal vez termine con el miedo de que la fragilidad de mis esperanzas, vuelva frágil también un corazón que pide a gritos que se le oiga con la misma atención que he puesto a las olas del mar.
La decisión de regalarme la belleza de un castillo, vale la pena.
Para demostrar que éste es más fuerte que la ola que golpea con la fuerza que le ha dado la naturaleza. No hay mayor naturaleza que la que guardo yo en mis sueños, en mis planes y en lo que he construido a partir de lo que soy.
No hay miedo que lastime la seguridad que me da el saber que sigo construyendo castillos cada vez más sólidos, cada vez más altos, cada vez más bellos, cada vez más reales …
Vale la pena construir para aprender las mejores formas de dar belleza a mis sueños, para darles más fuerza, para decir que no tengo pretextos porque hice lo mejor que pude, para no perderme el instante en el que vi nacer y morir aquel castillo tan frágil pero tan mío, para que aquel que llegue a mi playa pueda ver lo que he hecho y me siga, haciendo los suyos propios, para mostrarle al mundo que no hay ola más grande que la de mis emociones, para hacer saber que vale la pena arriesgarse aún si es doloroso, para que la vida se tope de frente conmigo y no tenga nada que reclamar porque yo, a través de mis mejores castillos, le he dado la cara con lo mejor que tengo, con la verdad de saberme libre de miedos, aprovechando lo que me ha entregado la vida sin importar si es lo mejor o lo peor, porque si ha dado forma a mis castillos, nada tengo que reclamarle y, así, le he podido demostrar que lo que he hecho de ella, ha valido la pena.
No duden en construir castillos, el dolor de su derrumbe no es más grande que la dicha de saberlos suyos, de haberlos construido con sus propias manos, de ver la belleza más grande que se puede dar en el ser humano, de haber sido libres de sentir y sobre todo, de vivir lo mejor que ofrece la vida.
Si somos capaces de construir y alcanzar lo mejor posible, sería una pérdida de tiempo construir castillos a medias por temor a que, dando lo mejor de nosotros, caiga de todas formas. El error es parte de la naturaleza humana, y si le tememos, nos perdemos oportunidades de aprender a ser lo mejor de nosotros mismos.


El miedo a la grandeza se puede convertir en el tropiezo más grande con el que nos podemos encontrar u.u
Muchas veces huímos de lo que pudo haber estado destinado para nosotros, sólo porque nos da miedo sostener tanto peso sobre nuestros hombros y, con ello, renunciamos a cosas que tal vez hayamos merecido pero, por no atrevernos a adueñarnos de ellas, ponemos en manos de otros o incluso dejamos al aire u.u

2 comentarios:

Nada más importa dijo...

El miedo a la grandeza es el tropiezo mas grande con el que nos podemos encontrar...

PERFECTO!

Tu blog es hermoso, todo el tiempo me identifico y la foto nueva, la del titulo es bellisima!

Besos!

corazoncito dijo...

wow de verdad que buena entrada... sabes hace muy poco tiempo me senti asi... y es inevitable no sentirse abrumado al recorrer un camino, al cumplir las obligaciones y deberes que nosotros mismos nos imponemos... no sabes tengo una mansion por construir jaja .... ahora lo mas importante es asegurarme de tener la arena suficiente para ello.

un abrazo tus coments me sacan una gran sonrisa!!
gracias

bye!!

Éste que ves, engaño colorido, que, del arte ostentando los primores,
con falsos silogismos de colores, es cauteloso engaño del sentido;
éste, en quien la lisonja ha pretendido excusar de los años los horrores,
y venciendo del tiempo los rigores, triunfar de la vejez y del olvido,
es un vano artificio del cuidado, es una flor al viento delicada,
es un resguardo inútil para el hado:
es una necia diligencia errada,
es un afán caduco y, bien mirado,
es cadáver, es polvo, es sombra, es nada
- Sor Juana Inés de la Cruz -