2/9/13


Escuché a dos chicas hablar sobre la prepa en la que estuve, la que siempre ha sido mi segunda casa. Soy una metiche, me lo dijeron hace poco cuando en una misma plática mencioné 3 conversaciones ajenas que oí, así que no pude evitar desear enterarme de lo que decían. Eran de algunas generaciones después de la mía, y como alguien me dijo hace poco que la prepa se había convertido más en una escuela que en el lugar para estar con tus hermanitos adquiridos, quise ver qué decían. Justamente se encontraron en el momento y lugar en el que las vi.

Estoy acostumbrada a un saludo exagerado y muy emocionado, en este tipo de casos, pues se trate de tus amigos o no, reconocer a alguien de la prepa es un poco como volver a la prepa, el anhelo constante y nostálgico por exelencia, por lo menos en mi generación..

Comentaron de maestros, compañeros, y uno que otro evento, pero nada me llamó tanto la atención como el comentario de que en sexto, último año, lo único que querían era irse. / Si las hubiera visto antisociales no me sorprendería, pero no, y una resultó ser de mi facultad (en la universidad), y no dejó de hablar de eso, de las maravillas y calamidades de sus clases, pero siempre haciendo énfasis en lo mucho que le gustaba y cuán complicado era estudiar allí.

No lo entiendo, sé que cada quién a su perspectiva, expectativas y asuntos, pero no oí antes algo así de algún ex compañero, y no conozco precisamente a poca gente. Si acaso los que reprobaron un año ya querían irse, pero aún así nos seguimos viendo. / Sé que eso probablemente sólo me preocuparía a mí, pero creo que de todas las cosas que pude escribir durante la lenta marcha del metro, ésta es la que tenía que ser. / No sé, creo que si me concedieran un deseo para modificar alguna de las cosas de mi intrascendente vida, pediría que la influenza se hubiera propagado un día menos, el del que hubiera sido el último día de clases de la prepa; ese viernes de abril.. Mi vida tiene muchas cosas lindas, pero ese día le falta, y no hay nada que se pueda hacer.

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Éste que ves, engaño colorido, que, del arte ostentando los primores,
con falsos silogismos de colores, es cauteloso engaño del sentido;
éste, en quien la lisonja ha pretendido excusar de los años los horrores,
y venciendo del tiempo los rigores, triunfar de la vejez y del olvido,
es un vano artificio del cuidado, es una flor al viento delicada,
es un resguardo inútil para el hado:
es una necia diligencia errada,
es un afán caduco y, bien mirado,
es cadáver, es polvo, es sombra, es nada
- Sor Juana Inés de la Cruz -