24/6/10

♥ Decir adiós...



Los recuerdos no son un premio de consolación que se nos da por no habernos adueñado de algo externo a nosotros, son el trofeo que nos demuestra que sentimos lo suficiente como para no pedir más de aquello que siempre nos fue ajeno.
Una película habla de lo difícil que es desprendernos de aquellas etapas en las que algo significó mucho para nosotros. Crecemos, cambiamos, y de repente ya no somos los mismos y son necesarias las despedidas. El hombre cambia, eso es algo necesario para nuestro desarrollo y la cosa es que nuestras maneras de cambiar nos empujan a ser de cierta manera y no de otra. Es aquí donde yo me pregunto a dónde nos está empujando la tecnología cuando ya no hay un apego hacia lo simple sino hacia lo complejo, cuando lo tradicional es cambiado por lo innovador.  

Me sigo preguntando si ésta película, habrá movido en los niños las mismas fibras que movió a todos aquellos que jugaron con changuitos rojos que se unían y nos divertían simplemente con eso, con un teléfono con ojitos que se movían mientras avanzaba, con una barbie y un ken (que en nuestros tiempos aún no salía del clóset xD), con un oso de peluche al que abrazamos todo el tiempo (aquí es cuando lloriqueo porque "mantengo viva la tradición" xD), con soldaditos verdes que tienen los pies pegados a una base de plástico que, extrañamente, no parecen diferentes a los soldados de verdad (ninguno camina "libremente"), con un muñeco desarmable que viene con esposa incluida, en fin, la simpleza que ofrecía el pasado parece verse opacada cuando la luz artificial que ofrece la tecnología nos deslumbra con todas esas ideas nuevas que suplen lo que antes significó mucho, por otras cosas que tal vez también signifiquen mucho para los niños de ésta generación (sí, soy una anciana).
Me es difícil creer que un niño pueda sentir afecto por una consola, y se los dice alguien que pasó parte de su niñez jugando en las maquinitas de farmacias, mercados y todo establecimiento que tuviera juegos de peleas (pasé de jugar a hacer té, a jugar como adolescente puberto cuando que tenía 8 años jeje), y no recuerdo eso como recuerdo el momento en el que me regalaron una muñeca que vi en un puesto de la calle. Pedí en navidad, durante años, un radio o grabadora (mi egoísmo y mi amor x la música juntos, gracias), lo tuve, fui adicta a él y después lo dejé. No podría comparar mi fanatismo a la televisión, con mi afán de traer cargando mis benditos muñecos de peluche (la inanimación es la onda).
Tal vez eso mismo sintieron las generaciones anteriores a la mía, y aún así no puedo evitar sentir pena por aquellos que no puedan identificarse con un niño que ha crecido y aún así recuerda con cariño todos esos juguetes que fueron parte de su infancia, de aquellos días en los que nuestras preocupaciones se reducían a crear escenarios en los que pudiesen encajar juguetes que no tienen nada que ver el uno con el otro (a diferencia de los juegos en los que los escenarios ya están determinados y no nos tenemos que “esforzar” por imaginar nada porque todo ya está puesto) y a devolver todo a su lugar después de jugar.
Tal vez sería más fácil si no nos apegáramos a objetos o personas que representan momentos importantes dentro de nuestra vida, pero también creo que vale la pena esa nostalgia y esas lágrimas que nos hablan de que alguna vez quisimos mucho dichos objetos o personas, porque tal vez no nos puedan pertenecer por siempre y, si acaso lo hacen, sería solamente a través de los recuerdos.
Reitero:
Los recuerdos no son un premio de consolación que se nos da por no habernos adueñado de algo externo a nosotros, son el trofeo que nos demuestra que sentimos lo suficiente como para no pedir más de aquello que siempre nos fue ajeno.

6 comentarios:

Christene Alternative Solitude Sausage dijo...

se está perdiendo la gracia de la vida...
muá!

Nada más importa dijo...

Cuan reflexivo encuentro a etse post...y que verdades dices en el primer parrafo...

Besos!

Sof dijo...

Ya lo dije varias veces.. Pero : AAAAAMO COMO ESCRIBIS (: Esta buena Toy Story tres? El fin de semana la voy a ver ♥

CAVA dijo...

Gran post, lleno de verdad...!¡!

Me gusto, en verdad me gusto mucho.
Un beso.

Kim Bertran Canut dijo...

Todas las épocas pasadas son las mejores, para los que las vivieron...Y existen infancias desgraciadas que se recuerdan como agradables...imagino por la sensibilidad inocente del niño y el amor incondicional a padres, hermanos y parientes en general...Abrazos de colores y si me das tu globo azul, te regalo un beso en la nariz

Marta (Tuki) dijo...

Amo tu blog: tus letras,tus imágenes,tu esencia,todo

Éste que ves, engaño colorido, que, del arte ostentando los primores,
con falsos silogismos de colores, es cauteloso engaño del sentido;
éste, en quien la lisonja ha pretendido excusar de los años los horrores,
y venciendo del tiempo los rigores, triunfar de la vejez y del olvido,
es un vano artificio del cuidado, es una flor al viento delicada,
es un resguardo inútil para el hado:
es una necia diligencia errada,
es un afán caduco y, bien mirado,
es cadáver, es polvo, es sombra, es nada
- Sor Juana Inés de la Cruz -