♥ 07 de julio del 2011

La vida me ha arrastrado con la fiereza que necesita un corazón para soportar el amar, y así también me ha arrastrado hacia él...

Enamorarte es bailar sobre ti mismo / Amar es ser simple instrumento de algo que te rebasa.

El enamoramiento tiene que ver más contigo, que con otro, es entregarte a tu idea del otro / Amar tiene que ver más con lo otro que contigo, es entregarte al otro.

Estar enamorado es pertenecerte a ti mismo viviendo de tus ideas, envolviéndote en ti, dándole la espalda a la posibilidad de algo que supera tu yo, tan limitado como tu cuerpo / Amar es envolverte en una idea que supera los limites de la mundaneidad, es correr hacia un terreno hecho para los que aspiran a lo divino, es desatarte de ti para finalmente ser libre en el otro.

Esa ola que golpeó los sueños del ayer es la que me ha traído a la tierra firme de tus besos, causa única de los sueños a los que pertenezco.

Tú, antología de historias que me conducen lejos de la expectativa, cada vez más cerca de ti, perfección que encadenada a lo humano, me permite reconocer la imperfección de la naturaleza para que, sabiéndote parte de ella, la pueda amar.

Tú, conductor de mi felicidad, productor del sueño que liberó a mi vida de la muerte, muerte viva en la idea de morir la vida viviendo sin ti.

Si digo que lo amo, me refiero a ese instante en el que he sido tan suya como él ha sido mío, en un compartir que no se refiere a una pertenencia sino al hundimiento de un sentimiento que, encadenado a la finitud de los momentos, cuenta la historia de dos seres que, inacabados, no podrían decir que se aman (pues cambian a cada instante), pero sí hablar de esos pequeños instantes en los que, por un momento, ambos se supieron atravesados x ese sentimiento que, tan humano como ellos, escapa a la finitud y, con ello, a palabras y ataduras mundanas que no logran hacer justicia a lo que es.

Así, el amor no vive de descripciones sino de la vida misma. Si digo que lo amo me quedaré atrás, sin alcanzar el siguiente instante en el que ese amar se transforma a medida que nosotros también lo hacemos.

No me perdería por nada del mundo tu siguiente yo, ni tampoco el siguiente amar que nos espera después de este punto final.