5/6/13

♥ “La piel qué?" La piel esto...

“it was almost like a song, but it's much too sad to write”

Y es que no sé si mi piel me hace referencia, sólo sé que reconoce a la tuya y que, recordándote a quien crees que soy, te invita a sentirme en toda manera posible. Tu mirada, tu piel... ¿necesito saber más de mi piel para amarla como amo la tuya?, ¿la amo como a todo lo que amo por haber sido objetivo de tus ojos?, ¿la amo por haber sido objeto de tu mención?, ¿necesito que hagas de ella un poema para amarla como a todo lo que vive de tu boca?. Quisiera amarla sólo por amarte más.. Quizá necesitaría ser tuya para amarla todo lo que podría... Te la regalo, quizá así comprenda porqué me ves y tocas así…

[“Me has visto vestida de colores, bailando en las calles como si estuviera en soledad. Pero al acompañarme no me has visto acompañada de tu ausencia, no has conocido a la que soy sin ti. Y todo lo que mencionas cuando dices que me quieres, todo lo que -a tus ojos- tengo de especial, se lo dedico a tu mirada, pues eres tú su causa. Y así, cuando te vas, todo lo que dices que te gusta de mí se va contigo. / No seas injusto, no me digas adiós llevándome contigo, dejando abandonada una piel carente de sentido, abandonando un cuerpo que extraña los colores de los que se viste cuando me dices que soy bonita, cuando la misma mirada que ama ver al mundo arder refleja en los míos el sentido de mi vida.”]

Ya estaba vestida de ti mucho antes de usar tu camisa / Voy descalza por ahí ostentando las galas de un vestido que se ríe de cualquiera que haya usado una así llamada novia / Me olvido del suelo; un par de tacones, a estas alturas, resultarían ridículos / Recuerdo tu mirada y, al igual que el espejo, dice que no necesito más que mi piel y la tuya para sentirme hermosa / Me pregunto si el blanco incluiría en sí tus colores, si una presunta pureza en él representada te hablaría de mí como lo hace mi perfume.. ¿dirá tanto como el tuyo?... Al encontrarse con él, mi cama lo ha reconocido; no te ha tenido cerca y, sin embargo, sabe que siempre te ha extrañado. Te ha extrañado desde la primera vez que la dejé sentirte en los suspiros de mis poros; desde que me oyó soñando contigo; desde que me acompañó callada cuando mencioné entre sollozos que probablemente no te quedarías; desde que, al decirse mía, se reconoció tuya; desde que me llenó los ojos de lágrimas al decirme que no soy más tuya que mía; desde que me resguardó de ti y desde que te resguardó de mí. Sí, ella sabe tan bien como yo que, al igual que yo, no está hecha más que para abrazarse de tu camisa y extrañarte / No estoy vestida para dirigirme a un altar ni a una promesa, pero sí para un día de la vida en que te amo.

[“Cuando el lenguaje no parece suficiente para saciar mis intenciones de dedicarte lo que has hecho de mí, lo único que parece justo es dedicarte mi vida, pero no la de los días que no me pertenecen, sino la de los días que, inspirados por ti, son tuyos. Parece que eres el dueño de unos suspiros que, como síntomas de una vida digna de experimentarse, se han convertido en mi respiración. / No hallo en letras, poemas o películas un regalo justo para ti; ni siquiera creo que yo pudiera serlo, pero eso es todo lo que tengo, todo lo que puedo darte a cambio de lo que me has regalado: todo. / Es tan poco lo que puedo darte… y sin embargo parece mucho cuando lo sostienes en tus manos. Pero resulta creíble que en esos días pueda regalarte algo digno de desenvolverse -por lo menos para tu memoria-, pues cuando me he hallado en los tuyos he recibido el mundo, la vida, la significación; me he hallado y, sobre todo, te he hallado a ti, así, tú, todo...]

[“Verte con ellas me habla de lo que no soy, de lo doloroso que resulta ser quien soy (la que no puede estar contigo), de lo doloroso que resulta preferir renunciar a mi, que renunciar a ti / Y dejo de sentirme especial. De pronto soy una de tantas. Indistinta. Me pierdo. Me convierto en nada porque nadie me ve con tu mirada, y la mía no quiere dedicarse a una que no sea la tuya. Desde hace tiempo dejé de pretender ser más que un tono sepia, de esperar algo más que daltonismo. Pero el tuyo es diferente, el tuyo me inspira a vestirme de colores, a ser más de lo que soy, a ser susceptible de interpretación, a aparecer / Así es como desaparezco. Así es como me enfrento a lo que he intentado evadir. Así desenmascaro a la ambición que, sigilosa, se ha envuelto y confundido entre lo mucho que te amo. Así me descubro deseando que amarte implique estar contigo. Es así como me encuentro débil, como si tu mirada -una vez más- develara la crudeza implicada en la belleza; como si esta vez lo que ardiera fuera yo / La vida me fue concedida cuando me fueron dadas las condiciones para quererte -dije-, y si mi cuerpo ha sido capaz de contener lo que siento, lo que sobrevive a cada suspiro dedicado a los recuerdos de nosotros (mi compañía predilecta cuando soy sólo yo), nada tengo que reclamar a la vida o a ti. Lo único a lo que podría reclamarle es a lo que he hecho de mí, pero si la boca a la que besaste es la que me pronuncia hoy, no hay palabra que me atreva a enfrentar si no es para pedirle que sea tan firme como mi pulso, como el espíritu que ha descubierto mi cuerpo (así, tan suyo como ajeno) / Siempre he vivido con mi incompletud, no es ella lo que resulta doloroso, sino haber sentido completud alguna vez, haberla hallado en la mirada más ambiciosa y ajena de la que he tenido noticia, en la mirada más cálida y sincera a la que pude haber encontrado viéndome tan lejana como indistintamente. Y así, por un instante, tu daltonismo apareció como cualquier otro.”]

No me atrevería a arrebatarle a alguien un momento como aquél en el que te vi usando esa camisa por primera vez; por eso no pretendo quedármela. Dichosos los días que soñé vestida de ella, y más dichosos aún esos en los que me abracé de ti sin necesidad de cerrar los ojos para sentirte y abrazarme de la dicha de poder olerte. / Quisiera ser la que te desnude y camine a través de tu temor; la que te evite una pena como la que te estoy provocando; la que te busque sin que esperes que lo haga; la que crea que decirte es insuficiente, que tiene que pedir; la que reconozcas tan diversa que te haga olvidar que hay otras envueltas en otras pieles; la que logre hacerte olvidar la idea de irte… / Dices que quieres eso para ti pero actúas como si no pudiera ser. Te edificas como el que no lo merecería y, sin embargo, dices que es lo que quieres. ¿Qué pierdes y qué ganas? Sólo tu vida, esa que prometió mi felicidad pero no la tuya. No te quiero para mí, te quiero para tu reconciliación con tu reflejo, para la dicha de ser tú, quizá tan sólo por el hecho de ser objeto de una capacidad de amar (cualquiera que reconozcas como LA capacidad de amar). Te quiero para quien -o lo que- logre que te hagas tan feliz como yo no pude hacerlo; para que te dediquen -dejes dedicarte- un amor como el que no puedo ni quiero darte. / Lamento sólo tener mi amor y mis maneras de amarte, pero no lo lamento tanto cuando pienso que quien puede amarte a tu -que también sea su- manera no soy yo. Ya nos perdimos, creo que es suficiente, no perdamos más…

[“Supongo que la ceguera no me resultó insoportable porque la necesitaba para reconocerte, para descubrir que, bajo el brillo de tu luz, puedo reconocer en mí un rostro que nunca pidió ser algo. Mis rasgos esperan ser cada día un poco más para no encontrarse con una luz decepcionada, con una luz cuyo fulgor no se empape con el reflejo de su belleza. Aunque, más allá de mí, espero que el mundo sea capaz de encontrarte con tu reflejo, de modo que la luz que despediste desemboque también en ti.”]

[“Miénteme, si a partir de ello obtienes tu respiración. Sobrevive. Caminemos juntos mientras planeas tu huída. Quiéreme y no lo digas; ven y vete; habla y calla; bésame y empújame; resucítame para matarme, pero sobrevive, que en tu supervivencia ya veré yo la manera de ganarme la mía. / No permitas que mis ojos convenzan a mi mirada de que se deje cegar por los colores de los que te vistes cuando escribes, cuando hablas, cuando caminas, cuando cantas; cuando tus brazos representan al mundo que quiero pisar, en el que quiero vivir, al que quiero querer. / Si no quieres enseñarme a volar, llévate las alas que me son ofrecidas contigo. Pero no te preocupes, teniéndote de la mano parece que en el cielo también se puede caminar./ Si estando allí quieres irte o regresar, hazlo, a mí me toca aferrarme a mis pies, y conozco el camino para regresar. Vete, tú sabes tu propio camino. Vete y no te preocupes, que no marcaré tus pasos ni te atribuiré los míos”]

[“Eres el que llega sólo para decir adiós; el que me hiere y vuelve para curar mis heridas; el que dice todo en un minuto y lo niega en los que restan; el que se maximiza para luego reprimirse; el que me ama pero prefiere mencionar que me odia; el que es brutalmente honesto pero miente con tal de ser consecuente con ello; el que se afirma y luego se niega; el que desaparece días y vuelve para compensar con años; el que, viviendo de su voz, la mayoría de las veces suele callar; el que me pellizca para comprobar si estamos soñando; el que me dice que me vaya pero va detrás de mi; el que se deja seducir por la singularidad de las cosas y termina comparando unas con otras; el que me acompaña pero me deja sola; el que cree que con la muerte comprueba si hubo vida; el que me besa pero renuncia a mis besos; el que dio todo a mi mano pero se negó incontables veces a darme la suya; el que me busca porque gusta de perderme; el que experimenta consigo mismo a través de mí; el que saluda con un tono con sabor a despedida; el que habla más de lo que no soy, que de lo que soy; el que lamenta lo que su previsión no supo callar; el que siento como el escalón más alto de la escalera de la que fui empujada; el que pide perdón por lo que ha decidido ser; el que me poseyó para renunciar a mí; el que espera resistencia pero manipula la situación para salirse con la suya; el que tal vez se quede pero seguro se irá; el que supe que me regaló el mundo por el peso que siento sobre mis hombros; el que se queda para decirme que no se quedará; el que renuncia a lo que es, por preferir estar; el que se alejó y al que dejaré atrás; el que habló y actuó de manera tan convincente que hoy, por fin, siento creíble si me voy y te vas.”]
Ojalá hubieras muerto para no verte decidir vivir prescindiendo de nosotros; ojalá no te hubiera amado tanto cuando decidiste dedicarte a los nosotros que constituiste por ahí. Pero ¿cómo podría desearte la muerte? y ¿cómo podría lamentar haberte amado tanto? Lo que desearía realmente es haber muerto antes de ver-nos morir, y saber lidiar con la insuficiencia de nuestro amarnos. No puedo vernos -como tú- como un error; me parece que el equívoco está en mi incapacidad para pensarnos sin lamentarme porque sólo pudo ser lo que fue, porque sólo pudimos amarnos así.. ¿Es eso lo único que pudo haber sido? Qué importa, no es otra la vida que vivo. Qué doloroso es pensar en la que tengo, pero qué doloroso sería vivir otra, anhelando una que respire la que tuvimos…

[“No quiero despertar. ¿Para qué? Lo único de lo que estoy segura es de tu ausencia, mi muy presente falta de sentido. Sólo se trata de un día más de una vida que, al renunciar a ti, renunció a tal nombre. Que no me digan que respirar me da derecho a llamar "vida" a este dejo de desilusión. Que no se atrevan a interrumpir mis sollozos para adjudicarles el nombre de respiración. Que me dejen dormir para no seguirme burlando de una muerte a la que cariñosamente apodo "vida". Quiero soñar que tiene sentido seguir soñando, y que me digan que mi despertar, aunque sea sólo en sueños, va a ser a tu lado…”]


Quién diría que debajo de tantas escamas se hallaría un tejido tan oscuro Sigo viva, vistiéndome de colores, reinterpretando el luto con el que nací Nací vestida de la piel que amaste ¿es, la que invento, la peor? No, es la “mía” La otra, de luto, es de Dios Que estemos vivos mata mi vida, ¿tengo que vivir viéndonos muertos?… Me estoy acostumbrando a respirar jadeando… estoy cansada de que mis signos vitales sean expresiones de cansancio La vida siempre ha puesto las condiciones, el cansancio es una de ellas/ Si me canso de ella es porque estoy viva…/
Esperas que llore… si no lo quisieras me hubieras hecho más fuerte Si -sabiéndome débil- no querías que llorara, no hubieras encarnado mi impotencia Si -sabiéndome débil- no querías que llorara e ibas a encarnar mi impotencia, no me la hubieras presentado...Perdona si mi vida es llorar en la Tuya No creo que te hayas equivocado, la que se equivoca soy yo Nunca pedí tener la razón, ahora lo hago No me des más explicación.
Qué fortuna que el azul se haya apropiado de su nombre cuando, fallidamente, quisimos nombrarlo…/ ¿quién podría aguantar las ganas de participar del cielo?, el mar no soportó saberse descrito sin que éste estuviera implicado en él, ¿será que sólo reflejando su color puede encontrarse con él?, ¿ese encuentro suyo será el único posible?, ¿será esa su manera de tocarse?. Quizá sea la manera con la que el mar le habla al cielo de la necesidad que tiene de él…/ Podría arrasar con todo pero, haciéndose de mil colores hablaría más de todo, que de sí mismo… como las nubes, esas perversas multiformes cuya inaccesibilidad nos enamora… / ¿Porqué ha decidido hablar del cielo para hacerse referencia?, ¿esa necesidad puede ser entendida como amor? Sí, puede ser, pero esas no son más que analogías respecto a una humanidad delineada por sus propios(?) límites; no lograré entender o decir… bendito lenguaje, me recuerda que no puedo tanto, que los alcances de mi voz y mirada son tan insignificantes como lo que siento… / ¿Será cierto lo que dicen los ojos que no han sorprendido al mar y al cielo besándose? Anhelo que el fin del mundo sea testigo de ello…/ Y, sin embargo, pensé que era azul…/

[“No sé si la que habla aquí es una niñita ilusionada que se cambió de casa a una nube, o una vieja loca que acepta lo que siente y se aferra de sus ovarios para decir "sea nube o no, los recuerdos del camino hacia ella van a amortiguar cualquier golpe, así que, ya sea de subida o de bajada, el viaje es prometedor". A fin de cuentas, creo que las dos se manifiestan para beneficio de mi supervivencia…”] 
La enamorada y la valiente… no lograron ponerse de acuerdo. 
Recuerdos amortiguando el golpe.. Dichosa esa que tuvo los ovarios para creerlo y escribirlo...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Te amo, te extraño, leerte me hace sentir mejor... como siempre...

Anónimo dijo...

Haberte leído en este día especialmente me ha hecho sollozar, pero me ha aliviado bastante... Gracias, a ti y a todas las condiciones que te mantienen con vida por dar señales de humo, sabiendo que mi mirada estará puesta en cualquier rayo de luz que desprendas o en cualquier capullo que se abra cuando tu abras los labios para cantar. Te amo, mujer del mar, y cuando lo digo estoy también amando a las demás criaturas, a las demás cosas: mi amor por el mundo se resume en mi amor por ti...
Quiero vivir, vivir para mirarme y mirarte renaciendo... Vivamos mujer, que tu nombre al pronunciarlo me ha dado las suficientes fuerzas para seguir.

Éste que ves, engaño colorido, que, del arte ostentando los primores,
con falsos silogismos de colores, es cauteloso engaño del sentido;
éste, en quien la lisonja ha pretendido excusar de los años los horrores,
y venciendo del tiempo los rigores, triunfar de la vejez y del olvido,
es un vano artificio del cuidado, es una flor al viento delicada,
es un resguardo inútil para el hado:
es una necia diligencia errada,
es un afán caduco y, bien mirado,
es cadáver, es polvo, es sombra, es nada
- Sor Juana Inés de la Cruz -