24/6/13

♥ Stay with me tonight...


Cuando te ríes la vida se pone tan celosa que intensifica su modo de manifestarse acelerando mi corazón; diciéndome al oído que tiene mucho qué ofrecer; regalándole a mis ojos una prueba de que vale la pena.
De repente el mundo se intimida y ya no se hace sentir. Hasta el suelo se avergüenza de lo poco necesario que resulta, del absurdo que representa tratar de encadenar mis pies a la tierra.
Mi cuerpo parece estar habitado por todo, pidiendo a gritos ser más para que sus límites sean capaces de contener tanto.
Así que, siempre que te rías, ten en cuenta que impones una competencia injusta, no tanto de ti contra todo, sino de mi cordura contra lo que siento por ti... tú ya has ganado, pero me necesito para quererte.

Cómo no se resquebrajó mi piel para no estorbar al beso que mi corazón quiso dar al tuyo cuando te abracé al despedirnos…

Últimamente las noches me inspiran a ser la luna, así tal vez logre brillar tanto como tú; para servir de inspiración a tu boca o cobrar sentido a partir de tu mirada. Quisiera que en tu soledad sintieras la posibilidad de encontrarnos a través de tu ventana; que si los días no nos permiten estar juntos, las noches sean testigo de la luz que dedico a tus ojos, esa que, reflejada en tu mirada, me pide que vuelva una vez más, pues una noche nunca resulta suficiente.
No parece justo irme a dormir sabiendo que Morfeo te ha dado mi mano. Tal vez se haya dado cuenta de que, sabiéndote en el mundo, es difícil renunciar a ti para entregarme a sus brazos; sabe que preferiría estar en los tuyos, acurrucada en tus palabras, ocupándome de respirar al mundo para regalártelo como lo has hecho tú al mostrarme que, entre tanto, hubo alguien que decidió ser tú.
Quisiera ser la luna, tal vez a ella le dediques tu inspiración de la misma forma con la que le dedico la mía cada vez que me habla de ti, cuando mis manos renacen en mis ganas de no decepcionar a la mirada que nos encontró bailando… no, no quisiera ser algo distinto a la que soy: la que bailó contigo, la que te quiere y extraña tanto...

Siempre bailé sola. Pensaba que mi cuerpo era la única condición que posibilitaba la libertad de este espíritu inquieto. 
Cuán equivocada estaba… cuánta vergüenza sintieron mis manos al entrelazarse alrededor de tu cuello alegando que eras tú y no mis piernas lo que me llamó a reconocerme un vaivén… oscilar entre el pedimento libertario de mi espíritu, y el abrazo que me dio el mundo al desaparecerlo todo alrededor de nosotros, eso es bailar… 
Podría decirse que siempre bailo por necesidad, porque tengo que hacerlo; en ese momento tú encarnaste esa necesidad, bastaste…

Tal vez sienta lo que siento por ti por ansias de sentirlo, por ganas de participar del arrebato de depositarme en tu recuerdo.
Soy capaz de haber tramado la intención de cada una de las palabras que dirijo a ti; de haber orquestado cada encuentro de tu recuerdo con mi inspiración.
Es totalmente creíble que esté enamorada de estar enamorada de ti; que en el habernos conocido reconociera ese destino del que se suele hablar cuando yo sólo había hablado de una presunta fortuna, para vernos como encuentro y no como un descubrimiento entre tantos otros.
Es probable que tenga tantas ganas de vivirnos porque no parece haber mejor inversión de mi corazón, por su sabor a “lo mejor del mundo”.
Pero llega un momento en el que no me queda más que reconocer que mi vida no bastó para atribuirse semejantes expectativas; que lo que fue jamás se asemejó a lo que es, ni lo reconoció posible porque no lo atravesó en ningún punto. 
Es totalmente entendible que dude de mí misma cuando me reconozco participando de tanto; cuando siento lo que, de no hacerlo, querría sentir. Pero luego aparece tu palabra, tu recuerdo, tu signo, tus muertos… Aparecen las versiones que conozco de ti y entonces entiendo lo que siento y dejo de ser injusta conmigo, pues comprendo que me atraviesas y sobrepasas; entiendo que no estoy sola en esto y que, por más que desconfíe de mis ganas de quererte, confío en ti, en tus ganas de dejarme saber que eres mucho de lo que he sabido de ti; entiendo que, aunque escapamos del tiempo y el espacio como agua entre los dedos, participamos del renacer constante de una querencia que no te pertenece ni a ti ni a mí, sino a cada dichosa posibilidad de querernos. Sí, apareces y, de pronto, ella aparece también…
Me haces sentir que el mundo estaba esperando una mirada como la tuya; una con ánimos de ver, más que de utilizar; con ánimos de saber, más que de conocer; con ánimos de reinventar, más que de salvar; con ánimos de poder, más que de controlar; con ánimos de preguntar, más que de responder; con ánimos de buscar, más que de encontrar; con ánimos de dar, más que de poseer; con ánimos de señalar, más que de ser señalado; con ánimos de recordar, más que de ser recordado… Así me parece que te regalas al mundo, disolviéndote en él, no como el que muere envuelto vestido de un estandarte, sino como el que se envuelve de él y lo mira… dichoso él que se diluye en tu mirada… 
Parece que nunca vi nada o, si vi, lo olvidé. ¿El mundo les permitirá a todos un recordatorio como el que encarnas?. Cuando cierro mis ojos para entregarme a los brazos de Morfeo, él mismo les reclama por haber renunciado a la posibilidad de acompañarme de tu desvelo. Supongo que su reclamo no es mayor porque mi ambición no lo es, y por ello te entrega mi mano cuando las posibilidades, al no atreverse a reclamar tus días, reclaman una que otra noche. Mira, sigue mirando y recordándonos cuán afortunados somos de poder hacerlo también…

Afuera hay un escándalo, quizá no mayor al que hay aquí dentro pero, de una manera u otra, logras hacer sonar tu voz lo suficientemente clara y tuya como para oírla decir mi nombre. Las rasgaduras de mi ventana se deben más a mi desasosiego que a las piedritas que lanzas para llamarme; para mostrarme una vez más que el mundo no se acabará, al menos no sin haberte visto… Sentiría pena de que terminara uno que te dio lugar y forma; que me regaló un hogar, y que me dejó verte en la puerta.
Tantas y tantas piedritas deslizadas por debajo de la puerta llamándome a bailar una y otra vez, respondiendo al pedimento de unas manos que, al encontrarse con las tuyas, descubrieron inútil su hacer. Tantos y tantos escombros removidos para descubrir que estaban hechas para permitirnos esta pieza. Pero qué dichosas se sintieron al encontrarse con las tuyas, con las cicatrices que dejaron los escombros que te dieron forma. Ojalá las mías hayan pintado algo digno de tus ojos, o que encuentren en la fuerza de tu voz, la suya para que al comenzar la siguiente canción se permitan desear una más sin que mis dedos se aferren a los tuyos.
Pronuncias mi nombre y me desato de todo para responder a tu mano. El mundo calla para oírte aparecer, para no interrumpir la canción con la que comencé a bailar. 
Nos permite usarlo de escenario como si quisiera reconciliarse con nosotros, como si supiera que a veces eso es lo único que se puede esperar de él; quizá precisamente trata de decirnos que cuando creemos que hemos tenido suficiente y pedimos que pare -o que por un momento guarde silencio - no ha dicho la última palabra.
¿Será posible que tanta fortuna se halle detrás de la puerta?, ¿Que al abrir la ventana entre arrasadora la que se convierte en mi canción favorita?. ¿Cómo podría resistirme a bailar cuando mi cuerpo le presta más oído que a mi propio pensamiento?.. Dichoso el corazón, que no es parte de él porque, cual oído, no hace más que reconocer; reconocer y sentir.
Qué escándalo hay en todas partes… qué dicha que, entre tanto, tengamos voz y oído.


Y de pronto el mundo se ha convertido en un collage cuyo fin es el de pronunciar tu nombre. Ver significa encontrarte; hacer, dedicarte; escribir, mencionarte; pensar, recordarte; sentir, cuidarte…

Pero no eres tú el que se adueña de todo; lo mío, que es poco, te lo comparto; mientras que lo que me es ajeno se inscribe en la tarjeta de un regalo cuyo destinatario se confunde en lo que entiendo por nosotros. 

¿Porqué no regresamos temprano de modo que el mundo y nuestras casas no tengan que esperar tanto por nosotros? / ¿Porqué no regresamos antes para despedirnos hasta después? / ¿Porqué si hablan tanto los ojos, habla tanto la boca? / ¿Porqué no vivimos al lado para que cuando no puedas susurrar en mi oído, yo pueda gritarte? / ¿Porqué le tengo tanta fe a tus ojos y a tus manos? /¿Porqué creo saber que no dirás, creerás, harás o serás algo que no quieras? / ¿Porqué supongo que lo que dices, piensas, crees, haces y eres está sujeto a cambios sin previo aviso? / ¿Porqué me descubro cuidándome para volver a verte? / Porqué me descubro “dejándote ir” para volver a verte pasar? / ¿Porqué no quiero tener control sobre lo que digo cuando me oyes o lees? … Lo tendría si lo quisiera? / ¿Porqué creo que contigo no tengo nada qué esconder o temer? … Que estés allí “viéndome” es circunstancial / Porqué pienso que lo que dices resignifica todo? / ¿Porqué los efectos de la combinación de coca-cola con gomitas me resultan tan inspiradores cuando se manifiestan en tus ojos y tus manos? … tu boca los expresa también muy bien / ¿Porqué amo que me prestes tus lentes y tu voz para pensar y sentir? / ¿Porqué a veces me callo cuando pido a gritos tu intervención? / ¿Porqué me resulta tan nueva la foto y los colores de los plumones que nos dan? / ¿Porqué siento que tuve toda la vida para experimentar las cosas que te sigo contando? / ¿Porqué compartirme me resulta tan importante cuando se trata de ti? / 
¿Porqué si siento que “lo mío” es mío y “lo tuyo” es tuyo, te quiero dar lo que en mí se refiere a ti? / ¿Porqué me ha tocado siquiera pensar en tu delicadeza? / ¿Porqué al sujetarme de tu mano o de tu boca tronaste las rejas de mi jardín? / ¿Porqué me ves sin pretender hablar de “mí“? / ¿Porqué eres tan honesto como los que mencionan nombres para referirse a momentos? / ¿Porqué aunque pido a miradas mi ceguera -al igual que con todos “mis” presentes pasados- mi voluntad respecto a este es morir y resurgir? / ¿Porqué, habiendo tanto, tu mirada se encuentra con la mía?… (y ¿porqué, en lugar de encontrarse resignificada, se halla significada? Si ya la viste, porqué es tan pretenciosa…) / ¿Porqué la siento aún ahora, mientras me - te- escribo? / ¿Porqué, más que de preguntar, tengo ganas de decir?…

No sé qué hayan visto tus ojos, que logró dar a tus palabras un acento de desazón. ¿Qué te dijeron?, ¿qué hicieron?, ¿cómo te posibilitaron construirte como lo sigues haciendo?. Por un instante, pero sólo por uno solo, quisiera haberte evitado esos accidentes; entonces pienso que las heridas, por sí solas, no adolecen, que no pude cuidarte pero puedo tratar de acompañarte en su "sanación", en cada momento q les confiera sentido (que para mí es todo en el que respires). 
Lamento por un instante lo que te han hecho, lo q Nos han hecho, que sé lo has hecho tuyo (si es que no lo fue desde antes de que, supongo, lo consideraras así); pero es sólo uno, que no se compara con los tantos en los que agradezco hayas encarnado esas heridas como lo haces. No esperaría reparación de algo que contribuyó a la configuración de lo que amo, pero aun tratándose de un instante solamente, tampoco puedo sentirme agradecida.
¿Cuál es, entonces, la intención de este cariño que, mío, te comparto? La de verte; la de seguir ampliándose con cada elemento que colorean esos matices bellamente inesperados que reconocen mis ojos cada vez que te piden. Pero ¿qué esperan de tu rostro? Quizá solamente una sorpresa… cada vez, pero tampoco se reconocen con derecho  a guardarte expectativas, así que se podría decir que no esperan de ti más que sólo volver a verte… 
Tengo que decir y quiero decir, pero dudo que mi boca encuentre más sentido en hacerlo que en besar tus cicatrices.


Me provocas la intención de hacerte feliz. La aceptes o no, pueda lograrlo en algún punto o no, importa poco cuando se siente lo que siento por ti. Ahora que si tomamos en cuenta que lo que se refiere a ti siempre encuentra la manera de ampliarse, mis pretensiones no son poca cosa. Te pido, si es que es posible esperar algo además de que seas tú (lo que sea que eso quiera decir), que no desconfíes de ellas o de mí, y que si acaso resultan poco exitosas sepas que -habiendo tratado por todo medio que no fuera así-  no podría estar más agradecida con la vida y contigo por la sola fortuna de sentirte provocándolas.


*Patria, bien, mal, evolución, conocimiento adquirido?... para los nuestros guardo una caja de cerillos :)

No hay comentarios:

Éste que ves, engaño colorido, que, del arte ostentando los primores,
con falsos silogismos de colores, es cauteloso engaño del sentido;
éste, en quien la lisonja ha pretendido excusar de los años los horrores,
y venciendo del tiempo los rigores, triunfar de la vejez y del olvido,
es un vano artificio del cuidado, es una flor al viento delicada,
es un resguardo inútil para el hado:
es una necia diligencia errada,
es un afán caduco y, bien mirado,
es cadáver, es polvo, es sombra, es nada
- Sor Juana Inés de la Cruz -