23/10/13

"No bailo para ganar dinero, gano dinero para poder bailar"


Bailar sólo porque mi amor por ello pide expresarse. Es inexplicable la necesidad que siento cuando se hacen sonar ciertas canciones. No es un asunto que competa a mi voluntad o a mi entendimiento, es un impulso, un grito de mi potencial, una necesidad cuya voz es mi cuerpo; lo siento tan "otro", tan inviolable por mi entendimiento... No porque sea "mío" quiere decir que puedo comprenderlo.

Entre todo lo que no puedo explicar, bailar es una de las "cosas" que tampoco quiero explicar. Es como si mi impulso por bailar supiera qué decirle al que siento por comprender, para "tenerlo contento", para que "no pregunte"; es como si fuera tan prescindible como todo lo que no es mi cuerpo, la música y el espacio; como si bailar bastara.

Muy distinto de ello es el caminar por la calle vestida de mí y que alguien me vea de arriba a abajo mientras en su rostro se configura una pregunta que no dice, no sé si porque no se les ocurre cómo formularla, porque no la entienden o porque es muy rápido su paso o el mío. Así también veo prejuicios expresados, son lo más fácil de identificar (cual patrones repetidos una y otra vez). Y así hay mil y un cosas relacionadas con la ropa (imagen pública) de las que necesito hablar; lo necesito tanto como vestirme, ver vestidos y vestir.

Hay quienes hablan de la danza, quienes sí sienten la necesidad de entender, de discutir... gracias a Dios... 

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Éste que ves, engaño colorido, que, del arte ostentando los primores,
con falsos silogismos de colores, es cauteloso engaño del sentido;
éste, en quien la lisonja ha pretendido excusar de los años los horrores,
y venciendo del tiempo los rigores, triunfar de la vejez y del olvido,
es un vano artificio del cuidado, es una flor al viento delicada,
es un resguardo inútil para el hado:
es una necia diligencia errada,
es un afán caduco y, bien mirado,
es cadáver, es polvo, es sombra, es nada
- Sor Juana Inés de la Cruz -