5/11/13

"No se vayan"

Gatsby creía en la luz verde, el orgiástico futuro que año tras año va retrocediendo ante nosotros. 
Ya nos eludió entonces pero eso no importa, mañana correremos más rápido, estiraremos más los brazos... 
Y un buen día le ganaremos, botes contra la corriente, remontando incesantemente la corriente hacia el pasado.
"El gran Gatsby" de Scott Fitzgerald

Cuando me despedí me acordé de todos los que me dijeron adiós. ¿Porqué respondían al llamado de su vida fuera de la mía, y no a ese momento cuando aún podían quedarse?, ¿porqué decidieron que el presente ameritaba que se fueran?. ¿Sabían que no teníamos más días seguros aparte de ése?, si lo sabían y aún así se fueron, ¿cuál habría sido la razón?, ¿saberla, que nos la digan, significaría entenderla?

Quizá la intermitencia de la conciencia de nuestra finitud nos lleva a abaratar el presente; a subordinarlo a ese futuro en el que quizá nos concentramos, o a ese pasado en el que tantos otros se quedaron...
Le hacemos justicia al presente?, ¿a lo que fuimos?, ¿a lo que podríamos ser?, y no me refiero a adecuarnos a ideas de bien o de mal, o a expectativas u objetivos a alcanzar, sino a entender lo que queremos y lo que podemos hacer con nuestra vida (tan predecible o impredecible como creamos que suele ser). Nuestro cuerpo y nombre son la constante; fuera de ello, podría ser todo lo que nuestras condiciones (contexto) posibiliten.

Aún así seguimos pensando en "lo otro", en lo que no es. Pero ¿podría ser?, ¿hoy podría ser ayer?, ¿hoy podría ser mañana?, ¿siento la necesidad de sentirme como me sentí antes?, ¿ qué cambió de manera tan tajante que "el hoy" se presenta avergonzado de sí mismo?, para empezar, yo. ¿Me merecí lo que fue?, ¿me merezco lo que es?, ¿merezco siquiera haber vivido, estar vivo, la posibilidad de la vida, así como la promesa segura de la muerte?. No sé si lo merezco  pero sé que es lo que tengo.

Cambiaron las condiciones que posibilitaron aquél presente que miro con añoranza. ¿Porqué pude ser parte de él, mientras que hoy sólo soy parte de... hoy?, ¿fue "lo otro" lo que dotó de valor lo que fue?, ¿yo qué tuve que ver?. Si todo dependió de "ellos", era muy probable que en sus cambios cambiaran también mis posibilidades, las de este independiente deliberadamente dependiente.

Hoy se han ido, ¿iré yo?, ¿existe la posibilidad de regresar?. Su nombre y su cuerpo son también su única constante. A los que llamamos tan afanosamente han muerto, o quizá sólo vivido, igual que yo. Quizá hoy mi mirada se halle tan desesperada de ser ayer (para encontrarlos) que no me encuentra a mí. 
Lamento no haber hecho más por preservar la vida de aquél presente lejano... quizá aún así las cosas hubieran ido de la misma forma. Quizá suponer que las cosas están mejor así me ayuda a entenderlo. Es una lástima que mis ganas de entender sean menos que las que tengo de volver a vivir y, sin embargo, hoy estoy vivo.

¿Qué hacer? lo que se puede con lo que hay, entre lo cual estoy yo. Quizá no me resulte tan doloroso si hago todo lo que puedo por experimentar el que soy, "haciéndole justicia" también a lo que fui, encarnar el sentido de aquellos días. . Y que sea lo mejor que pueda ser, no porque crea que lo merezco o no, sino sólo porque es posible, igual que fue ayer, e igual que mañana.

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Éste que ves, engaño colorido, que, del arte ostentando los primores,
con falsos silogismos de colores, es cauteloso engaño del sentido;
éste, en quien la lisonja ha pretendido excusar de los años los horrores,
y venciendo del tiempo los rigores, triunfar de la vejez y del olvido,
es un vano artificio del cuidado, es una flor al viento delicada,
es un resguardo inútil para el hado:
es una necia diligencia errada,
es un afán caduco y, bien mirado,
es cadáver, es polvo, es sombra, es nada
- Sor Juana Inés de la Cruz -